Desde hace ocho años combinamos nuestra pasión por el aceite de oliva vírgen extra y el trabajo, con la experiencia y tradición de una tierra especial con unas variedades que han perdurado en el tiempo y que mantenemos y cuidamos con mimo.
Todo es fruto del conocimiento y de una dedicación completa, desde la plantación y cuidado diario del olivar, hasta su recolección, transporte de la aceituna y posterior transformación en un producto de alta calidad. Una larga cadena donde se miman todos y cada uno de sus eslabones, desde el olivar, la verdadera fábrica del AOVE, hasta que se envasa y llega al consumidor final.
En Aceites Alía controlamos todo el proceso de producción desde la recogida de aceitunas hasta el embotellado, porque sabemos que de esta forma es la única manera de garantizar a nuestro consumidor final la máxima calidad.
Nuestros vírgenes extra están hechos mediante el empleo de la más moderna tecnología. Son aceites de cosecha muy temprana, ricos en aromas y complejos sabores.
Para ello aplicamos técnicas diferentes e innovadoras: